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Manuel Acedo Sucre nació en Caracas en 1958. Se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela y obtuvo títulos de maestría y de especialización en la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard, y de maestría en la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia de la Universidad de Tufts. Ha sido profesor universitario y actualmente ejerce como abogado en la ciudad de Caracas. En 2012 fue publicada su primera novela, "Nosotros todos"; en 2014 se publica su segunda novela, "La misa", y en 2016, su tercera novela, "La otra cara". Email: manuel.acedo@gmail.com Twitter: @acedosucre

domingo, 30 de septiembre de 2012

Presentación Editorial





Oscar Todtmann Editores
Celebra un nuevo talento de nuestra narrativa

Nosotros todos
Novela
De Manuel Acedo Sucre
Oscar Todtmann Editores
Editor Carsten Todtmann
Coordinación editorial Luna Benítez
Diagramación Pascual Estrada
Fotografía de portada CarstenTodtmann
Impresos Minipres
ISBN: 978-980-407-004-4
Depósito legal: lf25320128002158
No. Páginas 288
PVP: Bs. 160,00
Caracas, Venezuela, 2012
  
EL AUTOR
Manuel Acedo Sucre nació en Caracas en 1958. Se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela y obtuvo títulos de maestría y de especialización en la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard, y de maestría en la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia de la Universidad de Tufts. Ha sido profesor universitario y actualmente ejerce como abogado en la ciudad de Caracas. Nosotros todos es su novela inaugural.                                                                                            
LA OBRA
Al recorrer las páginas de Nosotros Todos la sonrisa deviene en una congelación, una mueca. De manera asertiva y sarcástica, su lectura deja ver la metamorfosis que hemos protagonizado en muchos entornos, algunos ajenos, pero sobre todo la que nos concierne en lo extenso y rocambolesco de las aventuras y desventuras de este último periplo político a la venezolana. En Nosotros Todos no pretende Acedo erigirse como conciencia moral, sin embargo nos vamos encontrando con especímenes, perdón, con personajes muy bien logrados, que abundan en el día a día de una ciudad como Caracas o un país como Venezuela: Yo el Banquero, Tú la Pendeja, Él el Operador hasta llegar a Nosotros Todos, donde tales situaciones y personajes incitan a la reflexión de lo que somos, lo que estamos viviendo, lo que estamos haciendo y lo que deseamos a futuro.
Esta novela está muy bien escrita porque está muy bien pensada y me atrevo a afirmar que muchas de sus escenas han sido vivencias o cuentos contados; con lo cual seguimos en que no hay nada más enriquecedor para la ficción que la ficción de vivir. No deje de leerla; se llevará una gran sorpresa, pues no la va a poder soltar hasta terminar su último renglón.
Luna Benítez

PALABRAS DEL EDITOR EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
¡Buenas noches amigas y amigos del buen libro!
Luna Benítez y yo, en nombre de Oscar Todtmann Editores, les expresamos nuestra gratitud por haber aceptado nuestra invitación a la presentación del libro de Manuel Acedo Sucre Nosotros todos.
Gracias también a la gran librera Katyna Henríquez por cedernos el magnífico espacio de su estupenda librería, El Buscón.
Pocas veces una editorial, y a su vez un autor, tienen la suerte  de ver nacer y  presentar al público un libro que haya sido enviado a una editorial sin ningún contacto previo y sin que el autor y el editor se conozcan, ya que la mayoría de los libros editados surgen de una relación establecida de antemano entre el editor y el autor.
Según una estadística del mundo librero se sabe que de cada cien manuscritos, no solicitados, y enviados a una editorial solo uno termina como libro impreso.
Se sorprenderán… me imagino, pero es así.
Ahora bien, nuestra editorial, que  ha editado una significativa cantidad de títulos a lo largo de casi cuarenta años, tiene la suerte de haber duplicado esta nada gratificante estadística de manuscritos no solicitados, primero con  La otra isla de Francisco Suniaga y ahora con Nosotros todos de Manuel Acedo Sucre.
Se preguntarán ¿cuáles son los criterios para un editor se decida solo por dos novelas de tantos manuscritos enviados?
Para comenzar es indispensable que el autor domine el oficio de escribir, esto suena fácil, pero no lo es, ya que una cosa es saber escribir y otro es dominar la escritura. La gran mayoría de manuscritos enviados no cumplen con esta primera y esencial exigencia. Además es necesario que el autor logre transmitir lo que piensa de una manera comprensible para el lector. Algunos manuscritos aburren e invitan a dormir, otros se pierden en artilugios literarios que a veces suenan bien pero que no terminan diciendo nada.
Como en la fotografía, muchos dominan la técnica, pero pocos logran la fotografía que no es otra que la que logra atrapar la atención del ojo que la escudriña, que la contempla. Decía el gran fotógrafo francés Henri Cartier  Bresson: para tomar una fotografía uno tiene que alinear el cerebro, el ojo y el corazón, la fotografía es una forma de vida. Esta reflexión, a mi modo de ver, también es válida para la literatura. Sin pensar, sin amar y sin vivir no se puede escribir.
Manuel Acedo Sucre cumplió con tales exigencias, por eso estamos reunidos esta noche y estoy seguro que van a disfrutar esta sorprendente novela como lo hemos hecho nosotros en Oscar Todtmann Editores, preguntándonos:
¿Qué hace una carta de Bolívar en la maleta de un taxi? ¿Es auténtica o apócrifa? La novela de Manuel Acedo Sucre nos deja pensando sobre nuestro país donde la realidad, que tantas veces se torna irreal, supera cualquier quimera. Leyendo la novela sabemos que es ficción, al mismo tiempo sabemos que todo lo contado hasta la última página podría ser real. Real en este país maravilloso.
¡Mil gracias!
El Buscón, 11 de septiembre de 2012 
Carsten Todtmann

PALABRAS DEL PADRINO EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
Hace 20 años yo deposité en las manos de Manuel lo que en el argot editorial se llama un manuscrito y él se desquitó colocando en las mías un grueso volumen impreso de la Forsyte Saga de John Galsworthy un autor tan de su gusto que de nuevo lo saca a relucir en esta su novela. No hace mucho puso en mis manos su manuscrito inicial que leí con deleite y cuya versión final ya para ser enviada a la imprenta también me fue entregada y leí de nuevo, es la que hoy bautizamos veinte años después de aquel intercambio, no se si como una reminiscencia de Alejandro Dumas o como una simple coincidencia, porque de esas aventuras para socorrer a damas en “distress” no hay nada en “Nosotros todos”. No me refiero a nosotros, todos los que estamos aquí, sino a su novela.
El romanticismo no tiene cabida en esta obra, pero si lo tiene el mundo de las aventuras de tanta envergadura como la de atravesar el canal de La Mancha para recuperar para la reina de Francia la joya que amenaza en convertirse en prueba de su infidelidad. Los riesgos que cualquier mortal debe asumir para pasar la línea de la inmigración en el aeropuerto de Maiquetía rodeado de guardias nacionales atentos a descubrir en los rostros de los pasajeros al que se delata como posible víctima de extorsión, están expuestos con sencillez, claridad y naturalidad y superan con creces los que enfrentaron Athos, Porthos y Aramís. Esa aventura de final impredecible está acompañada de otras muchas entre las que singularizo una carta de Bolívar de connotación épica, como todo lo suyo, con pretensión de instrumento para rescribir la historia como es dado hacer en tiempos de revolución, la cual deambula también por lugares más riesgosos que el canal de La Mancha como son las barriadas que circundan la autopista Caracas-La Guaira; y otra aventura más, pero menos angustiante en la pacífica zona de Los Chorros, en señorial residencia cuya privacidad es violada por un aventurero que mediante un baño en los aspersores del riego automático del jardín pretende lavar el olor de sus aventuras matutinas, más propias de tiempos vespertinos y hasta nocturnos, ajeno o indiferente al ataque que su intrusión pudiera recibir del guardia no uniformado, sino provisto de cuatro patas, ágiles movimientos, férrea dentadura y llamado guardián, que finalmente para su ventura no se produce.
Hay también un delicioso y quizá debo añadir hasta divertido trato de lo erótico, con finura, sin vulgaridad a pesar de la presencia de alguno de los más sonoros tacos de nuestra venezolanidad.
La novela es de hoy, de lo que ocurre en nuestra cotidianidad desde el atropello de un guardia nacional, hasta el cuánto hay pa’ eso en nombre del Libertador, o quizá debo decir de la revolución, porque siendo la novela de hoy no podía Manuel eludir el compromiso de pintar con palabras lo que ocurre en Venezuela. Debo agregar que esa pintura la hace con una sencillez de lenguaje tal que invita a todo público a su lectura.
En el discurrir novelesco alrededor de ‘Tú, la pendeja’, dos pinceladas humorísticas penetran para hacer mofa de una cierta pretensión de cultura en algunos ambientes, en el caso presente para desnudar a conocedores de “arte” que hablan como si fueran efectivamente autoridades en la materia; y la otra, para identificar un personaje común a tantísimas familias que por su deseo de figuración social dada su carencia de conocimientos en cualquier rama del saber y por lo tanto enciclopédica, acuña frases anodinas que puede repetir en cada ocasión sin desentonar.
Como en toda novela el cruce de las historias que van ocurriendo simultáneamente obliga a dejar una, tomar otra y aun una tercera para retomar luego la que fue abandonada. Allí Manuel se muestra ducho para llevar al lector por el entrevero de las diversas historias que conforman la historia única de la novela sin solución de continuidad.
Punto final. Yo no vine a hacerles un resumen de la novela. Vine a dar testimonio de la forma como me impresionó y a entusiasmarlos para que la lean, lo que implica que la compren. Por eso les voy a repetir lo que le dije a Manuel, después que él ya me había solicitado y honrado con la oferta de hacer esta presentación, lo que significa que estas palabras no son publicidad pagada, sino la transmisión sincera de lo que su lectura me produjo. Le dije: “Manuel tu novela me gustó la primera vez que la leí, acaso todavía en gestación, pero disfruté más la segunda lectura”. Leer dos veces una obra no es común y menos aún hacerlo en tan breve tiempo. Por eso recurro a un axioma cartesiano y les digo: “Leída dos veces seguidas, ergo, es buena”.
Muchas gracias.
El Buscón, 11 de septiembre de 2012  
Oswaldo Páez Pumar



1 comentario:

  1. Nosotros Todos es una novela, que una vez comenzada su lectura no se puede soltar. Refleja de una manera muy ilustrativa "el quiso, el chanchullo", etc; en resumen, como hacer fortuna a expensas del bien colectivo. Me parecio fantastico la creatividad del autor al hacer girar la trama alrededor de una carta de Bolivar, originalmente falsa y luego manipulada para parecer como autentica. Igualmente creativo como la carta va cambiando de mano en mano de una manera muy real a nuestro entorno cotidiano. No dejen de leer Nosotros Todos, es una excelente novela.
    Andreas Matthies

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