Datos personales

Mi foto
Manuel Acedo Sucre nació en Caracas en 1958. Se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela y obtuvo títulos de maestría y de especialización en la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard, y de maestría en la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia de la Universidad de Tufts. Ha sido profesor universitario y actualmente ejerce como abogado en la ciudad de Caracas. En 2012 fue publicada su primera novela, "Nosotros todos"; en 2014 se publica su segunda novela, "La misa", y en 2016, su tercera novela, "La otra cara". Email: manuel.acedo@gmail.com Twitter: @acedosucre

martes, 14 de mayo de 2013

Nosotros todos en el Correo del Caroní: reseña por José Alberto Medina Molero

NOSOTROS TODOS/José Alberto Medina Molero
24 de febrero 2013
Una carta supuestamente escrita por Bolívar enlaza con nudo marinero la historia de cuatro personajes que viven y sobreviven en esta revolución de fin de los tiempos impuesta en Venezuela hace casi tres lustros. Hago referencia a una reciente novela publicada en el país y que viene a ser la opera prima del abogado y sempiterno lector, Manuel Acedo Sucre. Este texto lleva por nombre el sugestivo y acusador título Nosotros todos.

Una obra que describa este tiempo tormentoso que hemos experimentado no es frecuente, mucho menos lo es que esté escrita con amenidad y limpieza de prosa, con la estructura y sencillez de las buenas historias (dejaré, como he apuntado en anteriores artículos, al poeta Arévalo, experto en estas lides, el análisis formal correspondiente), me interesa sí destacar algunos elementos valiosos de la narración que atrapa y “pecherea” al lector hasta la última línea.

Cuatro son los personajes que van tejiendo y entretejiendo en una suerte de sebucán literario este crudo testimonio: Yo, el Banquero, Tú la Pendeja, Él el Operador y Nosotros todos. Cuatro existencias expuestas a este ecosistema (depredadores incluidos) que de a poco se ha venido instalando en nuestro sistema de vida en nombre de una fulana revolución que ha multiplicado por infinito todos los pecados que sus impulsores le endilgaron y endilgan a los representantes de la tan vilipendiada IV República. Cuatro tipos de venezolanos que adoptan diversas posturas frente al monstruoso maná que inunda de prebendas al más desprevenido, un conjunto de tramas y subtramas que van generando una imagen holográfica de lo que vamos siendo:

“¿Pero, no te suena raro eso de Bolívar socialista? Que yo sepa eso del socialismo vino mucho después de Bolívar, y en Europa.
- Bueno, como te digo, yo no sé, pero con esta gente todo es posible. Para ellos Cristo era socialista y ya habrá alguien por ahí que encuentre una espina de su corona con forma de hoz y martillo. O una mancha en el Manto de Turín que parezca la silueta de la cara de Marx”.

Esta novela de Manuel Acedo Sucre da un vistazo irónico al masivo derrumbamiento (continuación más colosal de derrumbamientos previos) moral de un país sin rumbo cierto. Una tierra donde la opacidad es estilo tanto en los viejos ricos como en los de nuevo cuño. El texto da cuenta de la vertiginosa licuación de los principios, afortunadamente atenuados por aquellos que no se dejan atenazar por los dedos del dinero y el boato.

¿Ha habido cambios en la sociedad venezolana en los últimos años? Sin duda la lectura de esta novela puede aproximarnos a ciertos niveles de respuesta a través del cáustico sentido del humor que emplea en situaciones normalmente trágicas, a esa severa forma de despiezar a los arquetipos de la fauna:
“El cambio en este caso se trataba de un giro en su vida profesional. Convencido de que le estaba quedando pequeña la firma de abogados de la cual era socio, Él el Operador contempló cómo su otro yo renunció a ella, para tener libertad de atender sus propios casos y hacer negocios con ellos, sin las trabas propias de la mal llamada ética profesional”.

Cuando en 60 u 80 años algún venezolano extraiga de una polvorienta biblioteca un ejemplar de esta novela le costará entender lo que supondrá exageraciones de una mente pródiga, probablemente se pregunte, paseándose por la posibilidad de que sea testimonial, el cómo fue posible que se produjera eso en este país. ¿Podríamos en el ahora adelantar alguna explicación válida?

Hay que trabajar, entre todos, con ahínco y con civismo para que eso sea, en el futuro, una historia lejana e irrepetible, absurda y anacrónica. Debemos luchar para que en las próximas generaciones nadie diga, como un personaje de Nosotros todos: “Estoy a salvo de dilemas incómodos”.

Enlace:

No hay comentarios:

Publicar un comentario