Reseña de Rafael Arraiz Lucca en Facebook el 17/11/12
Por causa de mi trabajo actual, me queda muy poco tiempo para leer novelas. Sin embargo, un amigo entrañable me mandó "Nosotros todos" de Manuel Acedo Sucre y la comencé a leer. Conozco a Manuel desde que éramos niños y luego estudiamos juntos un breve tramo en la Facultad de Derecho de la UCAB, donde nos tratamos más. También compartimos la mesa de dominó en aquellos años rumberos de la Caracas de los setenta, cuando todo parecía posible.
Tomé el libro y ya no pude dejar de leerlo. Está impecablemente escrito, sin una sola coma fuera de lugar, con música, con cadencia narrativa, con pertinencia. No me produjo ni un solo disgusto. Los personajes están asombrosamente bien perfilados y la trama se va tejiendo con gran precisión estructural. En los últimos años solo recuerdo una Opera Prima en Venezuela de igual factura: "La otra isla" de Francisco Suniaga y, qué casualidad, el mismo editor: Carsten Todtmann. ¿Quien duda que este venezolano-alemán tiene ojo de editor y de fotógrafo?
La degradación moral de la Venezuela reciente respira en la novela sin un ápice de moralina. Simplemente está allí. A medida que avanzamos vamos escuchando el eco de los personajes y oímos el canto de sirenas de la experiencia venezolana de estos años trágicos y tristes, profundamente tristes y hermosos a la vez. Al lado del diablo sembrando la fractura, está Dios reuniendo los pedazos y cultivando la unidad. Eso también lo hemos vivido.
Pero, cuidado, la inteligencia del narrador imanta de humor las páginas y no nos sumerge en un clima asfixiante y descortés, a pesar de trabajar con habitantes de los sótanos de la condición humana: traiciones, flexibilidades acomodaticias, entregas de la dignidad por platos de lentejas, en fin, la podredumbre que hemos padecido y que muchos ignoraban que latía debajo de la venezolanidad esplendorosa, que también la hay.
Manuel se ha dedicado al ejercicio del Derecho toda su vida, pero esta obra lo convierte en referente de la mejor novelística venezolana y, para colmo, es una Opera Prima. Esperemos nuevas entregas.